Empezaremos primero por saber quién es Sherlock Holmes. Aparte de ser uno de mis personajes literarios favoritos, sabemos que es un personaje ficticio creado por Sir Arthur Conan Doyle en 1887. No solo es único en su tipo, sino que también en su trabajo, pues él es un detective asesor que vive en Londres, en una dirección que es muy conocida, el 221b de Baker Street.
Él es capaz de resolver cualquier misterio gracias al uso de su desarrollada inteligencia, razonamiento y su observación bajo un proceso mental muy complejo, llegando incluso anticiparse a los hechos. Protagoniza 4 novelas y 56 relatos cortos, los cuales fueron publicados en su mayoría por The Strand Magazine.
Desde que leí su primera novela, quede fascinada con este personaje, así que ahora ahondemos un poco más en él, y empezaremos por su descripción física.
El Dr. Watson, su compañero de aventuras, lo describe como alto, y flaco, de nariz aguileña y ojos grises. En los primeros capítulos de Estudio en Escarlata, este, le describe de la siguiente manera:
Su estatura sobrepasaba el metro ochenta, pero era tan delgado que daba la impresión de ser mucho más alto. Su mirada era aguda y penetrante, [...] y su fina nariz de ave rapaz, le daba un aire de perspicacia y determinación
Estudio en escarlata(1).
Me gusta mucho tomar el tema de su mentalidad, ya que Holmes es un personaje tan complejo, donde al describir una acción suya puede encontrar un pero. Fuma en pipa, adicto a la cocaina cuando no tiene un caso especialmente, toca su violín, que por cierto es un Stradivarius, grandes conocimientos en apicultura y boxeo, también científico, es un hombre con muchas facetas que descubrir.
Además sabemos también gracias al Dr. Watson, que Holmes no es una persona que deje aflorar sus sentimientos, incluso aquellos que son despertados por los complejos problemas a los que es expuesto. Simplemente le describe como un brillo fugaz en sus ojos y una emoción en sus andares. La única vez que le vemos exasperase o demostrar un sentimiento con fuerza es cuando disparan a Watson y podemos ver esto:
...Rápidamente había sacado un revolver que llevaba oculto en el pecho e hizo dos disparos. Yo sentí de pronto una quemadura en el muslo como si me hubiesen arrimado un hierro candente. Oí el golpe seco de la pistola de Holmes al caer sobre la cabeza del hombre. Me pareció verle tendido en el suelo con el rostro lleno de sangre, mientras mi amigo le registraba para quitarle todas las armas. Después me rodeo con sus nervudos brazos y con su ayuda pude llegar hasta una silla...
-¿Verdad que no está usted herido, Watson? ¡Por Dios, diga que no está herido!
Bien valía una herida y muchas el conocimiento del tesoro de lealtad y ternura que se ocultaba tras aquella mascara de indiferencia. Los ojos claros y duros se nublaron durante un momento y los labios enérgicos temblaron de emoción. En aquel instante único, tuve la visión de un corazón tan grande como su inteligencia. Todos mis años de trabajo humilde, pero de buena fe, culminaron en aquel momento de revelación.
La aventura de los tres Garrideb(2)
Y después lo revisa y al asegurarse que está bien le advierte a su atacante que si hubiese llegado a matar a Watson, el agresor tampoco habría salido vivo de ahí. Esta es una de las pocas veces que le he visto hablar así, si no es la única.
Como sabemos, también, tiene cierto problema con las mujeres, muchas veces llega a creer que su inteligencia es muy baja, cosa que cambia el día que Irene Adler le gana la jugada. A la cual, después de eso, el la recuerda como, simplemente, La mujer, por ser yo creo, única en su tipo. Nosotras chicas, le debemos mucho a Adler, y también aprender un poco de ella. El hecho de que no se interés por las mujeres no hace que no sepa reconocer su belleza o el de ser todo un caballero con todas las damas, las trata con tosquedad respecto al tacto, pero con respeto al hablar con ellas. A Holmes jamás le interesa la fama ni el dinero, suele ser, aunque no lo parezca, una persona dispuesta a ayudar a cambio de nada, aunque claro, siempre llegará alguien dispuesto a pagar de más y que a Holmes no le causa nada el aceptar ese dinero o regalos, después de todo, de algo tiene que vivir. La mayoría de las veces deja en claro su aversión hacia Scotland Yard, pues se burla de ellos en su misma cara, aunque ellos ni siquiera lo noten. Esto jamás impide que siempre busquen la ayuda de Holmes, pues por lo regular encuentran casos que van más allá de su comprensión.
(1)Conan Doyle, Arthur. Esudio en Escarlata. Ilustrado por Sergio Ibañez. Primera edición. Buenos Aires: Longseller, 2008. 160 p.
(2) Conan Doyle, Arthur. Aventuras de Sherlock Holmes. Décimoquinta edición. Editorial Porrúa. 406 p.